El tipo de 2002, si bien no fue de los mejores de nuestra trayectoria carnavalera, sí que fue el más rentable, debido a la reutilización en ese mismo año en la cabalgata de Reyes con el matiz y transformación en carboneros que repartían carbón a todos los niños. Ese día nos convertimos en los más odiados de la Navidad. Como anécdota durante la actuación, una de las farolas del decorado acabó fundida y por los suelos debido a un accidente escénico.